REUNIÓN CON LAS NIÑAS
Pues muy bien oye... siempre se supo que a la niña le gustaba estar rodeada de niños que la adulasen y la dijeran cositas... a nadier le amarga un dulce... claro... ¡Hay que ver lo que cambia una mujer de los 24 a los 27! Siempre dije que es la mejor edad para una mujer... Antes, es una niña, luego, se siente mayor...
¡¡Hombres del mundo!! ¡¡Es a los 27!!
Y la pobre Elenita... cachis... si es que hay que ser un poquito mala niña... que los hombres quieren, en su mayoría, una mujer para ellos, no una madre para los niños...
Y vaya mariconazo el militar... joder... yo no sé si es que en los cuarteles se baila entre hombres, como hacían las rusas en los goulags durante el comunismo porque no había hombres, o que es maricón perdido de verdad...
Y estuvo bien ver a estos más tarde... el hijo puta de primo no cambia nada... hay que ver... no pasan los años... tiene el don de la eterna juventud.... no me quiero hacer mayor... no quiero ser dependiente...
Fin de fiesta, y Brutus apoyado en las vayas... como siempre... como las putas... esperando a que el Pinpin se decida y le suelte los pelochos a la niña... "Vamos preciosas... que hay que hacer algo... ¿O no? Pues nada... que os den a todos por el orto... me voy a mi kely..." más lagrimitas... más abrazos... Vamos chavala que te llevo a casa... ¿Qué como no la metí el hocico? No es mi tipo... que se le va a hacer... ¿Me arrepentiré un día de no haber ido a por una mujer como esa? Puede ser... pero hoy por hoy... no iríamos a ningún sitio...
Foto de mi Madrid de noche. En Gran Vía. Después de haberme apretado un arroz de chino de la China por dos euros... ese arrocito hervido y quemado al fondo en esos tupper metálicos... con esa salsa de tomate de DIA y ese picante mugriento y casero de guidilla machacada, macerada en los sotanos de las calles de la Latina... mmmmmmm!!! ¡Qué rico! Por cierto, que estaba por ahí el negro guineano que tiene una válvula en el corazón que suena por la boca... Vamos a ver. Así explicado, queda un poco oscuro. Cuando RM estaba en su época de loco, bastante antes de que saliera con A, nos pasamos un par de veces por la esquina de Hortaleza con Gran Vía a tomar arroz. La idea inicial del arroz se la pille a mi primo M, pero eso es otra historia. Bueno, pues un día voy con R a apretarnos un arroz y se nos presenta un negro, al parecer de Guiea Ecuatorial, que se pone a hablar con nosotros, nos enseña "su" pasaporte español y nos cuenta que estuvo en no sé que guerra que España luchó en Guinea. Pero eso da igual. Lo gracioso, o grimoso, es que
hacía un ruido rarísimo con la boca. La mandíbula se le iba de alante para atrás como mecánicamente sin que él lo pudiera controlar y ese movimiento hacía que los dientes se los de arriba con los de abajo haciendo un ruido contínuo de uñas-sobre-pizarra bastante desagradable. A ese ruido había que añadirle un sonido que era como de aire escapándose de una válvula que salía de su boca cada vez que la abría... un poquito desagradable todo ello... pero bueno... es como es... Bueno, que estaba de nuevo el negrito ese. Pero esta vez iba vestido de punta en blanco. ¡Había que verlo! Un poco a lo cubano, con un abrigo blanco estupendo y unos zapatos brillantes y limpios... no sé si será de esos confidentes que tiene la policía en esa esquina... quien sabe..
Pues muy bien oye... siempre se supo que a la niña le gustaba estar rodeada de niños que la adulasen y la dijeran cositas... a nadier le amarga un dulce... claro... ¡Hay que ver lo que cambia una mujer de los 24 a los 27! Siempre dije que es la mejor edad para una mujer... Antes, es una niña, luego, se siente mayor...
¡¡Hombres del mundo!! ¡¡Es a los 27!!
Y la pobre Elenita... cachis... si es que hay que ser un poquito mala niña... que los hombres quieren, en su mayoría, una mujer para ellos, no una madre para los niños...
Y vaya mariconazo el militar... joder... yo no sé si es que en los cuarteles se baila entre hombres, como hacían las rusas en los goulags durante el comunismo porque no había hombres, o que es maricón perdido de verdad...
Y estuvo bien ver a estos más tarde... el hijo puta de primo no cambia nada... hay que ver... no pasan los años... tiene el don de la eterna juventud.... no me quiero hacer mayor... no quiero ser dependiente...
Fin de fiesta, y Brutus apoyado en las vayas... como siempre... como las putas... esperando a que el Pinpin se decida y le suelte los pelochos a la niña... "Vamos preciosas... que hay que hacer algo... ¿O no? Pues nada... que os den a todos por el orto... me voy a mi kely..." más lagrimitas... más abrazos... Vamos chavala que te llevo a casa... ¿Qué como no la metí el hocico? No es mi tipo... que se le va a hacer... ¿Me arrepentiré un día de no haber ido a por una mujer como esa? Puede ser... pero hoy por hoy... no iríamos a ningún sitio...
Foto de mi Madrid de noche. En Gran Vía. Después de haberme apretado un arroz de chino de la China por dos euros... ese arrocito hervido y quemado al fondo en esos tupper metálicos... con esa salsa de tomate de DIA y ese picante mugriento y casero de guidilla machacada, macerada en los sotanos de las calles de la Latina... mmmmmmm!!! ¡Qué rico! Por cierto, que estaba por ahí el negro guineano que tiene una válvula en el corazón que suena por la boca... Vamos a ver. Así explicado, queda un poco oscuro. Cuando RM estaba en su época de loco, bastante antes de que saliera con A, nos pasamos un par de veces por la esquina de Hortaleza con Gran Vía a tomar arroz. La idea inicial del arroz se la pille a mi primo M, pero eso es otra historia. Bueno, pues un día voy con R a apretarnos un arroz y se nos presenta un negro, al parecer de Guiea Ecuatorial, que se pone a hablar con nosotros, nos enseña "su" pasaporte español y nos cuenta que estuvo en no sé que guerra que España luchó en Guinea. Pero eso da igual. Lo gracioso, o grimoso, es que
hacía un ruido rarísimo con la boca. La mandíbula se le iba de alante para atrás como mecánicamente sin que él lo pudiera controlar y ese movimiento hacía que los dientes se los de arriba con los de abajo haciendo un ruido contínuo de uñas-sobre-pizarra bastante desagradable. A ese ruido había que añadirle un sonido que era como de aire escapándose de una válvula que salía de su boca cada vez que la abría... un poquito desagradable todo ello... pero bueno... es como es... Bueno, que estaba de nuevo el negrito ese. Pero esta vez iba vestido de punta en blanco. ¡Había que verlo! Un poco a lo cubano, con un abrigo blanco estupendo y unos zapatos brillantes y limpios... no sé si será de esos confidentes que tiene la policía en esa esquina... quien sabe..
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home