EL ENCANTO, CHIAPAS
Homenaje a los pueblos de Chiapas con estas fotos de sus generaciones futuras.
Bueno, pues resulta que en el viaje de salida de la sierra de Chiapas, aquella mañana había salido de Motozintla, acabé en este pueblo de Chiapas que se llama El Encanto. La decisión de, al salir de la sierra llegué a Huixtlá por la MEX-211. El coche andaba algo jodido y no sabía muy bien si apostar por lo sano y tirar hacia los suyo hubiera sido tirar hacia Toanalá por la MEX-200 pasando por Mapastepec, pero me resistía a no ver el Pacífico de una vez y aposté por Tapachula hacia Ciudad Hidalgo. Ya había pasado por Ciudad Cuauhtémoc, así como por error, allá por donde se entra en Guatemala, y me había llevado una cierta impresión de lo que es la frontera. Hasta llegué a pelearme con el oficila de Migración porque no quería sellarme el pasaporte. Al final no crucé a Guatemala, miré a ver si podía solo dejar el coche en el aparcamiento de la frontera, pero me pareció tal follón de gente intentando venderte los simples formularios de entrada en el país que casi que pasé. Sin el casi. Me quedé en México, que se estaba bastante bien.
Homenaje a los pueblos de Chiapas con estas fotos de sus generaciones futuras.
Bueno, pues resulta que en el viaje de salida de la sierra de Chiapas, aquella mañana había salido de Motozintla, acabé en este pueblo de Chiapas que se llama El Encanto. La decisión de, al salir de la sierra llegué a Huixtlá por la MEX-211. El coche andaba algo jodido y no sabía muy bien si apostar por lo sano y tirar hacia los suyo hubiera sido tirar hacia Toanalá por la MEX-200 pasando por Mapastepec, pero me resistía a no ver el Pacífico de una vez y aposté por Tapachula hacia Ciudad Hidalgo. Ya había pasado por Ciudad Cuauhtémoc, así como por error, allá por donde se entra en Guatemala, y me había llevado una cierta impresión de lo que es la frontera. Hasta llegué a pelearme con el oficila de Migración porque no quería sellarme el pasaporte. Al final no crucé a Guatemala, miré a ver si podía solo dejar el coche en el aparcamiento de la frontera, pero me pareció tal follón de gente intentando venderte los simples formularios de entrada en el país que casi que pasé. Sin el casi. Me quedé en México, que se estaba bastante bien.
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